El tiempo es relativo, contradictorio.
—¿Qué
será de nosotros cuando hayan pasado 20 años? —pregunta uno de los
personajes de la obra.
Pasado el período indicado, alguien vuelve a preguntar:
—¿Era
así como imaginabas tu vida?
La medida del tiempo tendrá su referente en las primaveras
que, una tras otra, se suceden simbolizadas en el árbol que Bernardo planta. Y
que será refugio de la bisabuela/tatarabuela.
Y volverá a formularse nuevamente, tras los intervalos
temporales, la misma pregunta de cómo se estará, qué se sentirá cuando hayan transcurrido
muchos días y años.
Hemos asistido, en la sala de teatro “Concha Lavella”,
(campus universitario de La Merced), a la historia de personas y hechos
históricos, en el cono sur americano, (Argentina, Chile…). Y de cómo el tiempo las
mezcla y las convierte en otra cosa.
Las diferentes posiciones ideológicas ante los hechos revolucionarios
(Che Guevara), de dictaduras y pérdida de libertades, de exilio, (los campos de
fútbol y la represión; ésta no interesa, solo el resultado de algún partido de
liga); de quienes juegan a justificar en tono autodefensivo la situación en la
que viven, en el alcohol y la violencia que enfrenta a los protagonistas y que
deja al descubierto el maltrato a la mujer. Y a todo esto, la constante falta
de entendimiento entre las generaciones.
Las cosas revividas cobran otro valor.
El tiempo, subjetivo y a la vez tan implacable.
Las relaciones cambian y el amor también
cambia… ¿Entonces qué?
Solo la música en el tiempo será nexo común que mantenga la
relación entre familiares y amigos en el espacio íntimo compartido. Naturalidad
y sencillez.
El tiempo se escapa de las manos y la felicidad se convierte
en una reivindicación de la realidad: intento infructuoso de ser feliz en la
madurez.
Texto, música y escenografía: amor; soledad; sexo; feminismo
y maternidad; familia; relaciones personales… son algunos de los temas de la obra
representada.
La historia transcurre a través de la música y del juego de
luces. El equilibrio interpretativo de los actores es admirable y, con solo
salir o permanecer en escena, se manifiesta el considerable e ilimitado trabajo
que tiene detrás la obra “Primaveras”, de la argentina Aída Bortnik fallecida
en 2013 a los 75 años, escritora y guionista de teatro, cine y televisión;
periodista de destacada participación en los años setenta y ochenta. Multipremiada
con numerosos premios y distinciones.
"Primaveras",
estrenada en 1984, muestra la mirada de su autora, el hábil manejo de los símbolos
del tiempo y su paso inexorable.
El acertado escogimiento de los temas musicales para los
diferentes momentos de la obra ha dejado bien claro que la elección del vestuario
se ha hecho con atención y cuidado a las épocas del paso del tiempo.
Acertado ha sido el empleo de flash-back, retroalimentación
para caminar hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, mostrando el estado de
personas y relaciones.
Uno de los grandes valores de Primaveras es la reflexión sobre
el tiempo, caminando en una perspectiva histórica. Sincronía desde los años 50
hasta casi el final del siglo XX.
—¿Cómo seremos dentro de 20 años?
Proyección de los deseos, con los pies puestos en el ahora y
la mirada en el futuro…
Y cuando pasen las primaveras que consideremos que han de servir de medida, comprobaremos que
los modos y las conductas se repiten, rayando los tópicos.
(Y agradecemos los detalles de ‘toque’ de Jorge Fullana en escenario,
luces, flashes, gags…) El Equipo de Dirección, con María y Mariángeles Rodríguez
al frente, ha subrayado lo que había que mostrar y entender en el contexto y
época. Un gran e inspirado trabajo.
Y la sala teatral, llena y sobrepasada de público. Por
tanto, también éxito de asistencia.
En breve, tras las fiestas de Murcia en Primavera, se volverá
a representar.
Procuren no perdérsela.
Como siempre, Juan, dejas al lector de tu crónica con ganas de más. En este caso, de ver la representación de la obra, como recomiendas al final. Y toda una sorpresa la faceta teatral del profesor y también amigo Vicente Cervera. No hay mejor forma de recibir a la primavera que disfrutando de ese argumento que viene de Argentina, pero con tema universal. Ay, el paso del tiempo... Gracias, también como siempre, por incitarnos a conocer más.
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