Museo de Bellas Artes, de Murcia, inauguran el ciclo cultural “Homenaje a
Murillo” con tres Artes en conjunción: Pintura, Música y Palabra.
Irene Ortega, (violonchelista), Sonia Varó (voz trovadora) y Santiago Delgado (escritor).
El espacio pictórico del MUBAM, dulcemente inundado con las Suites de Bach, camina alentado con los sonetos “ECCE HOMO” y “CRUCIFICADO” del escritor Santiago Delgado, recitados por la inspirada y cálida voz de Sonia Varó.
El engranaje, unidad de las tres artes vinculadas, es sólida base para crear una tradición. En la compleja sencillez muestran culminantes resonancias estos «Sonetos» con la Pintura y la Música: Cuadros, verbo y acorde sonoro forman una unidad viva en un espacio transformado.
Santiago Delgado ha explicado que la experiencia contiene
una dimensión plástica a través de la conjunción existente entre pintura, poesía y música, vínculo que llama a pensar con el corazón la vida, el amor y la muerte.
La música, en contraposición al
silencio, aporta una condición esencial para la contemplación de los cuadros y
la inspiración creadora del poeta.
Salón de actos del Museo de Bellas Artes, acústica propia,
donde la violonchelista Irene Ortega ha interpretado
dos suites de J. S. Bach, piezas que son monumentos
de la música barroca y también de la cultura occidental.
Considerada violonchelista de su tiempo, creativa en el panorama actual, Irene ha hecho sonar su chelo en el marco del MUBAM para
deleitar a los asistentes con su interpretación de las suites
2 y 5 de Bach, con extraordinario refinamiento
tímbrico y rigor rítmico, que denotan una energía que va más allá del esfuerzo
por interpretar a Bach.
Estas composiciones, elegidas para el evento, son una
muestra de la grandeza del espíritu humano. Bach es un compositor barroco
porque vivió en ese periodo, pero es el más grande moderno. Escúchese atentamente
la zarabanda de la Suite número 5: podría decirse que acaba de ser escrita.
Irene, temperamento
apasionado y abierto, se sienta, nos mira y se pone a tocar en solitario
a los pies del Cristo. Símbolo que comienza aquí una de las tantas relaciones artísticas
que se enriquecen mutuamente de manera sustancial.
Hay sido una oportunidad especial ya no solo por la música de Bach,
sino por el hecho de estar rodeados de arte y escuchar dos sonetos.
Fructuosa ha
sido la relación de la palabra escrita
por Santiago Delgado en la inmejorable
interpretación poética de Sonia Varó, en sintonía con estas dos piezas musicales
de envergadura, que han surcado el aire de la sala, transportando el sonido
sensible de los cuadros.
Es el chelo instrumento difícil, de
gran sonoridad. Con las «Suites para chelo», de Bach, la intérprete ha retratado el ambiente,
y ha quedado superado el temor reverencial que estas partituras nos
suscitan a todos.
El sonido del violonchelo, el que se parece más a la
voz humana, nos enseña en deleite que cada instrumento
suena de manera distinta en manos de diferentes personas: persona y chelo vibran
juntos.
Cuando hay música tan expresiva, las palabras vienen a ser
imprescindibles. Y ahí ha estado la voz de Sonia Varó, en perfecto encaje, con sonora
musicalidad.
El público, totalmente entregado desde el principio, leído
el primer soneto, y la atención en la belleza del sonido del violonchelo, que contiene
en su interior un bravo sonido de miel.
Ha gustado.
Hay que felicitar por esta idea colorista, sonora y de
palabra poética envolvente hecha realidad.
…Y el viernes que viene (el de ‘Dolores’), nueva entrega
musical, poética y pictórica en el MUBAM.
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