jueves, 20 de octubre de 2016

[3ª entrega].- REVOLOTEO Y GIRO EMOCIONAL: OBRAS DE ARTE EN NUEVA YORK

     (I).- Lugares de lo posible: Museo de Arte Moderno (MoMA).

       En tan poco tiempo, no es posible visitar los más de cincuenta destacados museos de Nueva York, dedicados a lo más interesante y variado. Para tanto arte e información museística hay que disponer de una larga estancia.
     Porque los museos mejoran y contribuyen a que el visitante entienda mejor lo que ve y su significado. El arte en Nueva York alcanza dimensiones muy amplias, como todo en esta ciudad—. Hay que hacer hueco y tiempo para museos. Desde los de Arte, como el Metropolitano, a los de la Memoria, como es el del 11S, científicos como el de Historia Natural ¡qué espina! no se visitó, está en Central Park, el Gugenheim, o el de Matemáticas, de entre los muchos imprescindibles. O los de temática artística religiosa. Y los hay, también, para quienes les guste, el de Cera o el de Sexo… (Hay para todas las sensibilidades).
           
      —    Muchas veces, ante una llamada ‘obra de arte’, cuesta explicar por qué gusta, —comenta el viajero mientras recorre pasillos y salas del museo.

    Otras veces es que no hay forma de entenderla. Y asoma la duda de que ‘eso’ sea arte, —avisa alguien ante una obra moderna.
     
    Unos versos, o un texto y la partitura consiguen abrir la ventana del mundo y enseñarnos lo que hay dentro, —indica sin recelo una joven su opinión ante las obras—. Cuando alguien dijera algo así:
         “A la vista tenemos un paisaje sublime del lago y de las palmeras, sonrosadas por el sol de poniente”
ya induce a observar con una mirada de descubrimiento, estímulo de la voluntad en el entendimiento del arte, —revela la muchacha—.
      

   En la obra, el espectador busca entendimiento del arte, diálogo e interpretación. Búsqueda de la acción humana, en alianza del espacio con el tiempo. No se trata de adornar con textos o música, ni enumerar detalles innecesarios. El artista, con sus vivencias y sus conflictos, ha transformado los materiales. Y ahora ocupa un lugar donde viven las obras: el museo, que las difunde al gran público.

      El escultor vasco Eduardo Chillida, —conocido por sus obras en hierro y en hormigón—, señalaba dos tipos de personas: los ingenieros y los artistas. Los ingenieros trabajan con lo que ya existe, aplican lo que han descubierto otros. Los artistas inventan, experimentan y descubren objetos y formas: El problema aparece cuando hay ingenieros que se hacen pasar por artistas.

       A veces, frente a la obra, conviene recibir explicaciones con la palabra. Aunque a muchas personas les ocurre como el músico polaco Frédéric Chopin, que decía que se ponía nervioso cuando oía a un pintor manifestarse sobre la pintura, y argumentaba que él no podía “explicar” sus nocturnos. Es un detalle para el acercamiento a la obra de arte que, por lo auténtica, se convierte en emocionante.
    
      Esto, y más, se vive en los Museos y en las Bibliotecas. Y si estos centros son los de Nueva York pues más a lo grande.
     Las obras de arte hay que verlas en directo, sea en los museos, en galerías o en exposiciones ocasionales.

     Absorber las sensaciones, a la vez que emocionarse con las huellas artísticas, —concretamente, las de Nueva York—, necesitaría de varios meses de estancia.

   Hablaremos del MoMA, del METROPLITAN y de la Biblioteca Pública de Nueva York.

1.- The Museum of Modern Art, (MoMA)


El arte contemporáneo busca sus propios lenguajes.

      Vamos serpenteando las calles que se unen con bulliciosas plazas, iluminadas por el sol de septiembre. Son las tres de la tarde.
   



 Times Square sigue siendo el ágora contemporánea, entre la luz, el movimiento y la estética de lo público y al aire libre. Un lugar para darse cuenta de que esto no es un parque temático.

       

      Enseguida llegamos al MoMA, huella evidente del arte y de la tecnología. Tiene un eco extraordinario, en una impresionante edificación de acero y cristal. Uno de los museos más importantes del mundo. Es fácil imaginar el deslumbramiento que sienten los visitantes.

       Es viernes por la tarde: el acceso es gratuito. Enormes colas para acceder y una marabunta de personas moviéndose por escaleras y salas, cámara y móvil en mano.
   
   Cinco pisos ofrece el Museo de Arte Moderno, que es paradigma de lo contemporáneo, fue el primero dedicado a la modernidad.

       
Con valiosas obras de pintura y escultura, de cada período moderno, incluidos el cine, la fotografía, el diseño industrial, obras con movimiento y sonido, videojuegos, trabajos en papel y maquetas arquitectónicas desde finales del siglo diecinueve hasta el presente. Y las salas creativas del arte no figurativo del siglo XX.



         Las obras proceden de donaciones. Otras, de compra. La selección la hacen los conservadores del museo, que buscan las más emblemáticas y útiles para los objetivos de la institución. En su importante liderazgo, el MoMA exhibe el compromiso fundamental para la compleja lectura del arte moderno.

        Al ánimo del explorador le conviene una pincelada interior que oriente la mirada.
        Disfrutar de una pintura o escultura no necesita preparación; sólo hay que mirar los colores en equilibrio, como cuando se contempla la luna o se ve volar a los pájaros o las formas que crean las nubes.
     Y que quizá, en este museo una característica sea la intensidad que transmiten los cuadros a través del uso del color.
  
Por ejemplo, los campos de color, de Mark Rothko.
     
      El garabato artístico es quizá una actividad mental en la que la pregunta no implica placer ni necesariamente una respuesta: mirar y pensar sin mediación alguna.

Y las obras de Mondrian y Kandisky. 

Aquí tiene su domicilio permanente el cuadro Las señoritas d’Avignon, de Picasso. (Si se quiere ver sin filtro ni foto, hay que acudir al museo).
      Picasso era un genio sin escrúpulos. A Picasso no le importó avanzar hacia la fealdad y destrozar la realidad hasta sus últimas consecuencias... No eligió un camino fácil. Así llegó al cubismo. Atreveos a decir que Picasso os parece horroroso, pero entended que el arte algunas veces, si quiere avanzar, tiene que serlo.

     Las pinturas de Miró son como una puerta al más allá; otros fenómenos posibles, otros mundos y universos que contemplar...

     Andy Warhol es uno de mis favoritos, pero también le tengo un poco de manía por todo lo que ha acarreado su trabajo.
   
    ¡Ves, Dalí sí que me gusta!
     —    Claro. Pintaba cosas raras pero figurativas, se entiende lo que es. Eso encanta.

       Dalí sólo quería llevar a la realidad el subconsciente, la libertad de los sueños, lo irracional.
          
       Momento de asumir que hoy ya no hay criterios más o menos objetivos y estables para determinar el valor artístico de una obra.
      Existen artistas que aparte de hacer "cosas nuevas" también se ocupan de señalar otras "cosas" que a ellos también les parecen arte.
       
         El arte es crítico y comprometido. Las novedades en el arte moderno y contemporáneo. La Historia no ha acabado, continuamos en la Modernidad



     (Confieso que no me gustó el llamado arte punk ni las corrientes conocidas como arte abyecto. No pongo foto alguna).

  El museo es un lugar donde hacerse preguntas: ¿Por qué el arte genera dudas?
      Es un cambio de mentalidad. Participar culturalmente con un museo significa bienestar, innovación, conocimiento, salud, cohesión social y mucho más.



La tarde se resiste a caer del todo.
      Es oportuno pasear por las calles de Nueva York, cambiar la mirada. Y así lo hacemos. 



Tropezamos con el Rockefeller Center.

1 comentario:

  1. Curiosas reflexiones sobre la estética y la concepción del Arte. Y, una vez más, el lujo de ver el Moma con tus ojos y tu percepción de la belleza. Gracias. Seguiré leyendo y comentando, pero prefiero que sea así, a pequeñas dosis, para "rumiar" lo que acabo de leer y de contemplar.

    ResponderEliminar