miércoles, 20 de mayo de 2015

De hechos, rumores, creencias y realidad política

Diálogos
bajo una tempestad de resonancias

En escenarios tecnológicos, un documentado rumor pasa de la eventualidad a estable creencia.



Arden las REDES ‘sociales’

Comienza el fuego

-     ¿Sabes lo de la venta de la Escuela de Arte Dramático?
-     ¡Qué me dices…!
-     Lo que oyes: La Consejería de Hacienda de la Región de Murcia pone en venta el antiguo seminario, edificio histórico, hoy ESAD y Conservatorio de Danza.

Esta puede ser, escuetamente, una de las muchas conversaciones que hubo en la tarde del 18 de mayo.

(Y es sólo un ejemplo de lo que sucede por otras noticias y motivos).

En las redes sociales (whatsapp, Facebook y twitter…)  el efecto multiplicador es instantáneo. Lo recibo varias veces en el teléfono, también en los otros foros. Y todos piden:

-     “¡Difundid esta noticia. Estamos a tiempo de paralizarlo si saben que lo sabemos. ¡Que sea vox populi: sus votos están en juego!”.

La peculiar oportunidad política es evidente: hay elecciones el domingo.

También ayuda la coloración económica:

“…por una oferta ridícula de 2 millones de euros

(Sí, es muy poco para el enorme caserón, su historia y su situación céntrica).


-     ¿Quién está interesado en la compra?

-     Como es edificio de larga propiedad y tradición en la Iglesia Católica… querrá recuperarlo.

-     ¿Con qué destino?

-     No te despistes: la UCAM (Universidad católica) tiene proyectos, ambiciones, largos tentáculos y poderío económico.

Proceso de intereses y fines.

Un rompecabezas fácil.

El segundo paso es que, quienes envían y reenvían, confían en el origen y refuerzan el crédito de la noticia.

-     ¿Por qué? –pregunta alguien que quiere saber.

-     Pues porque ya ha habido otras veces clamorosos tratos de favor del poder político a la Iglesia Católica y sus asociados.

-     Entra en lo posible, pero no está claro. ¿Cómo se sabe de la certeza o la falsedad?

-     Lo repetido hace costumbre. La memoria impone su criterio. Y  creo que es así.

Con tintes diversos las respuestas y comentarios crecen y se añaden. También lo que corrobore o desmienta la noticia.
Pero la certeza es más fuerte que la duda.

¿Cómo acercarse a esto? Lo intentamos con un diálogo.

-     Abuelo, no me haces caso, - solicita atención Anaïs-.
-     Es que tu abuelo está preocupado por un edificio grande que venden, Anaïs, -participa la amiga Paula, en la conversación.
-     Yo no entiendo nada, parece cosa de mayores, - advierte Anaïs.
-     Es que no sé cómo explicároslo, niñas.
-     En cuanto que lo dejes, podremos seguir con los dibujos y los cuentos, que eso sí me gusta y lo entiendo.
-     Pero esto también hay que saberlo, Anaïs.
-     Pues dilo pronto, Antonio; -apunta Paula-, que podamos escribir y pintar; que no nos haces caso.
-     Quiero hacerme entender. Me preocupa que lo que es propiedad pública, que es de todos, se venda. Y si se vende, no es bueno para la gente, que ya lo pierde. Esto es como un juego, chicas: unos dicen una cosa, que sí; y otros entienden otra. Y se enfadan.
-     A ver, abuelo, a que va resultar que es como lo que jugamos en corro en el colegio.
-     No sé… Dime cómo es.
-     Pero nosotras no nos enfadamos. Mira: nos sentamos en corro, y una hace de “madre”.
-     ¿De ‘madre’…?-se sorprende el abuelo.
-     Que sí, Antonio, no es que sea la madre de nadie, sino la que empieza el juego.
-     ¡Ah!,  ya. A ver, sigue.
-     Pues la “madre” dice unas palabras al oído de quien tiene al lado izquierdo. Y este tiene que decirlo también al oído del siguiente. Y, así, hasta pasar por todos y vuelve otra vez a la “madre”.
-     ¿Y qué tiene eso que ver con lo que estoy diciendo?
-     ¡Ay, abuelo, que tú no has jugado!
-     Venga, dime.
-     Pues que las palabras que vuelven a la “madre” no tienen que ver con las que ella dijo al principio.
-     A ver… que no me entero.
-     Mira, te lo digo. Yo soy la “madre”, ¿eh? Y le digo a la de al lado, al oído, ‘He visto un escarabajo rojo en un árbol del patio’. Y la segunda continúa diciendo a la tercera lo mismo. Pero alguien mete cambios. Y así, hasta que vuelve a mí.
-     ¿Y…?
-     Cuando llega a mí está así: “Un escarabajo verde mordió a Paula en la huerta”.
-     ¡Hala…! Pero eso no tiene que ver nada con lo que…
-     ¡Abuelo, que no te enteras! El juego es así. Hay algo que sigue, ‘escarabajo’, con color cambiado y un nombre y cosas añadidos, -dice Anaïs.
-      Todos nos reímos, porque nos gusta que el juego sea de sorpresa, - informa Paula-. Si las palabras fueran las mismas, al dar la vuelta, sería muy aburrido.
-     Pues parecido a lo que yo quería explicarte. Aunque vosotras lo habéis dicho mejor.
-     Y eso tuyo del edificio grande, abuelo, ¿dónde dices que…?
-     En internet, con los móviles…
-     Me parece, Anaïs, que los mayores son como niños… pero en raro.

Los niños pueden entenderlo en clave de juego.
La propaganda que enmaraña a través de las redes sociales no lo es. De hecho se llega a afirmar que arden las redes. Y que allí se puede decir cualquier cosa, hasta el insulto como argumento.

Una importante cuestión es cómo se distingue ‘propaganda (intención interesada y rimbombante, por quien la difunde), de la ‘información’ (una noticia contrastada y probada antes de publicarse).

-     La propaganda te la crees o no.
-     Como todo.
-     ¿Qué quieres decir?
-      Que la mayor parte de nuestros conocimientos son credenciales.
-     Y eso…
-     Que casi todo lo que decimos saber no lo hemos visto ni experimentado. Simplemente lo aceptamos, nos lo creemos.
-     ¿Me estás diciendo que lo que hemos estudiado no es verdad?
-     No, no hablo de ‘verdad’. Digo que, por ejemplo, los hechos de la historia no los hemos vivido, y nos los creemos. Los lugares de que habla la Geografía no los hemos visto, y aceptamos su existencia. Las pastillas para combatir enfermedades no las hacemos nosotros. La leche que venden en las tiendas la compramos por la etiqueta, y no la hemos visto envasar,…
-     Vale, vale… no lo vayas a decir todo. Pero quienes lo ha puesto en los libros sí son personas serias y que saben lo que escriben.
-     Sí, claro. Y, entonces, ¿cómo distinguir una información de otra?
-     Como estamos acostumbrados a creer, cuando alguien con cierta influencia dice algo, también lo aceptamos.
-     O esperamos que alguien con más influencia diga otra cosa.
-     Pero ahí entran en juego intereses claros o  poco confesables.
-     Más claro: cómo juegan con nosotros como si fuéramos espectadores en  un partido de tenis. Y nos implicamos en el juego.

· Creencias, tópicos, hábitos inducidos.

“…habría una oferta de la UCAM para hacerse con los dos inmuebles por un valor de dos millones de euros, mientras que la Consejería de Economía y Hacienda los habría tasado en cinco millones".

Las negociaciones se habrían estancado al no haber acuerdo entre las partes por el precio de venta.

El referente, la subjetividad; según de quien provenga, despierta inclinación al crédito o a negárselo.
Te lo crees o no. Es socorrido acudir al tópico: “Cuando el río suena…”, que ya en sí expresa, en la duda, tendencia a creérselo. Memoria y costumbre inclinan al crédito. Y se ha producido un importante rechazo a la posible venta a la UCAM del histórico edificio

En la dialéctica política, tan desprestigiada, es creíble una denuncia así. Y no lo es lo escrito en un programa electoral: es más importante que sea posible, creíble, al margen de que sea verdadero. Sólo somos espectadores. Y también votantes.

El rumor interesado se mueve en la acción/reacción. Se difunde, se rectifica y nueva emisión, en un movimiento circular:
· “…desde el PP se escudan en que la tasación ha sido tan solo a título de inventario”.

Por la actuación de determinados medios de comunicación, ha arraigado la costumbre de creer lo espectacular, incluso lo exagerado, aunque sólo sea una opinión, un exabrupto o un grito. Está extendida la práctica de que todas las opiniones son iguales y valen lo mismo, salvo que se grite más.

Una muestra de diálogo en la red:

-     Esto es un posible bulo para ser desmentido por autoridad competente.

-     ¡Menos mal! Sería horrible si fuera verdad.
-     Bueno. Ese tuit es totalmente cierto. Negociación no hay. Estaba todo presuntamente pactado. ¿Ha habido marcha atrás?
-     Todo es política, y sobre todo en tiempos de elecciones.
-     Esto se sabe desde hace tiempo. Es lo que quieren. Si acaban con nuestros símbolos nos quitan la identidad. Comparto.


Propongo la conveniencia de que se tome con cierto humor.

Cuentan que, hace ya muchos años, en un pueblo había un hombre que, tras enterarse, acogía los sucesos y, en su eco, magnificaba los hechos y se transformaban. Con lo cual, se convertía así en el único difusor e intérprete creíble de noticias y rumores. Nadie se atrevía a contradecirle ni aún habiendo estado en el lugar de los hechos.

Unos jóvenes, hastiados del monopolio informativo creíble, urdieron una broma para desenmascarar al comentarista y oficioso experto. Un día caminaron juntos hasta la céntrica vivienda del revelador de noticias y sus misterios. Le divisaron en la puerta. Se fueron acercando, con aceptable actitud dramática, hablando en voz alta y clara.

-     Te digo yo que han sido cuatro, - lanza uno de los mozos.

-     ¡Eran tres! –grita otro-. ¿Vas a saber tú más que la Guardia Civil?

-     Pues aún no los han pillado, - interviene un tercero.

-     Y el destrozo que han hecho,… -mete baza el primero.

Llegados a  donde se encontraba el habitual entrometido corresponsal, quien miraba con expectante atención a la vez que incómodo, por no haber sido el difusor, los mozos pasaron sin mirarle, en sus expresiones enigmáticas y gestos de consternación bien fingida.
Viendo que se le escapaba enterarse de tan descomunal e indescifrable suceso, se dirigió a ellos y les detuvo en su caminar:

-     ¿Qué ha pasado? ¿Qué es lo que han robado que ha tenido que intervenir la Guardia Civil?

Los tres mozos se miraron entre sí y, en un acuerdo para contener la risa, uno de ellos notificó:

-     ¡Que han robado tres aljibes y dos huecos de olivera!

La expresión del rostro y el desequilibrio en el cuerpo del cronista desatinado, quien aguanta la provocación y reprime el choque, y la explosión de risas las dejo a la imaginación.

domingo, 17 de mayo de 2015

Representación literaria: Teatro en el Museo

El teatro es otra guía:
Museo trocado en escenario.

  La consolidada noche de los Museos es una cita cultural y social que debe tenerse prevista en la agenda. Noche festiva bajo un cielo despejado y tiempo primaveral: pareciera hecha a medida del momento de cultura.

Cada vez con nuevas propuestas para reinventar el Museo y su uso.
Para que asistan cuanto más personas, mejor, se requiere imaginación y libertad, y que el museo, en todo su ámbito, vibre acogedor, formativo y divertido.

Cada museo propone un programa, que considera atractivo y atrayente. En esta edición, las salas del Museo de Bellas Artes (MUBAM) han hospedado a un invitado nuevo: el Teatro, que se une así a la Música, al Libro, la Danza, la Poesía, la Fotografía y la Gastronomía, entre otras bellas artes.

 Figuras e imágenes ‘escapan del cuadro, en un momento de la noche mágica, y se encarnan en los comediantes. Comparten con los espectadores historia, alegrías y miserias, ideas y modelos, en una intemporal teatralidad que bien pudiera haber sido cotidiana en los últimos seis siglos.

[Se vive otra forma más de caminar por el Museo, con la presencia y delicadeza de guías y vigilantes, empleados que están sin destacar en el paisaje, trasmutando en afable el trabajo nocturno].

 Es el recorrido por una estrella de cinco puntas: imágenes pictóricas, texto-palabra, interpretación, -¡ah, la magia del Teatro!-, espectadores en libre movilidad por un museo trocado en escenario. Convivencia y sucesión de silencios, miradas al drama constituido de felicidad e infortunio, en relieve y en directo, con el zumbido constante de pasos y de conversaciones y comentarios.

Asistimos a una sesión de Teatro, Noche de duelo a espada en la Trinidad, según relato de Santiago Delgado; en la que se recoge la eterna lucha entre el bien y el mal, entre el arcángel Gabriel y el demonio Mefistófeles.

  En la época en que se sitúa la acción concreta aún existía el Infierno, ya clausurado por los últimos Papas, con lo que los diablos, diablesas y diablillos se han jubilado o se han ido al paro o han cambiado de profesión. Porque ya el Infierno es… otro ámbito más cercano y sangrante, es otra cosa.
(En asuntos de Teología y Sociedad ya se verá, si es que se considera decir algo en ocasión posterior y oportuna).

 Volvamos al motivo del encuentro artístico en el Museo. Centramos la mirada en el combate ritual, que es el de la rivalidad perpetua de arcángel y demonio, y que se resuelve, sin duda, a favor del primero. Ambos son considerados como seres sobrenaturales, inmortales y con expresión humana.

Los representantes (chambelanes) de los contendientes lo saben y lo hacen claro a los espectadores:

F. de BORJA.- “Sería tonto acordar combate a muerte”.

TASSIS.- “Ambos son inmortales; tonto sería si…”

F. de BORJA.- “Ni a primera sangre…”

TASSIS.- “Obviamente”.

F. de BORJA.- “¿Entonces…?”

TASSIS.- “Ganará quien logre expulsar, por completo, al otro del escabel sobre el que estamos. A base de hacerle retroceder con la espada…”

F. de BORJA.- “Así será”.

Todo esto, en un relato teatralizado en el Museo de Bellas Artes, en el que he participado.
¿Se es libre en el museo?
Sí, pues la auténtica libertad de expresión va envuelta en responsabilidad. Y cada persona ha desempeñado su papel con libertad: han convivido las decisiones, los artistas y el público que es quien disfruta de lo que se le ofrece en un ambiente que facilita su implicación activa.

  Ha sido un momento único. Representarla otra vez sería nuevo y distinto.


Lo hemos disfrutado. Y permanece la alegría.

viernes, 15 de mayo de 2015

Noche europea de los Museos

Noche de los MUSEOS
 Arte en Diálogo

       
Es sábado de mayo mediado y hace calor, aunque ya son más de las ocho de la tarde. Dos niñas, compañeras de colegio y amigas, caminan hacia el Museo. A un paso detrás camina atento el abuelo que, de vez en vez, les indica, más bien les recuerda lo de los semáforos, o que hay que ceder el paso en la acera a personas mayores. El abuelo suele ser el encargado de llevarlas cada sábado para las actividades que el Museo programa para niños.
Aunque hoy se les observa impaciencia por llegar. Caminan inquietas con risas nerviosas, pues es la primera vez que, a estas horas, vienen aquí. Y porque les han advertido que hoy es un día especial en el Museo

Las niñas, Anaïs y Paula, de siete años cumplidos ambas, han aprendido en el colegio que, en los alrededores del 18 de mayo, día de referencia, los Museos abren un día de forma distinta a los demás.

También lo han escuchado del abuelo, Antonio, quien les comenta que los Museos abren sus puertas en este día, sábado 16, con gran impulso, iluminan sus salas, tienen un programa especial y esperan la presencia y participación de muchos ciudadanos.

A Anaïs, en su aula, la llaman “la Van Gogh”, por un comentario repetido que hizo la maestra ante su forma de pintar y de elegir los colores. A Anaïs no le importa que la llamen así, entre otras cosas porque se siente distinguida y admirada.

Paula tiene inclinación apasionada por el dibujo. Habitualmente, y para la actividad en clase, debe hacerlo en papel, pero le gusta más con el ordenador, del que ha aprendido algunas técnicas. Esta chica también es admirada entre los compañeros del aula por sus dibujos tan llamativos.
Ambas, de vez en cuando, escriben relatos inventados, a los que luego añaden un dibujo. También están aprendiendo la técnica del diálogo teatral: escribir el nombre del personaje y, a continuación, lo que dice. Sus inquietudes quedan así, por escrito:

ANAÏS.- Abuelo, ¿por qué hay tanto jaleo hoy en el Museo?

ABUELO.- Es que hoy es el “Día Internacional de los Museos” y se están preparando muchas actividades para celebrarlo.

PAULA.- Sí, mi padre también me lo ha dicho. Y que dura hasta por la noche.

ANAÏS.- La maestra dijo ayer que vienen al Museo músicos, escritores, pintores… mucha gente importante.

ABUELO.- Es la fiesta del Museo, y acuden personas que hacen actividades artísticas diferentes. Y todos colaboran. Aunque mi forma de hablar os resulte extraña, a este día le llamo “Tiempo de Arte en diálogo”.

PAULA.- ¿Por qué lo llamas así, Antonio? Yo diría que venimos al museo, porque han preparado cosas nuevas. Ya está.

ABUELO.- Pero no creo que os moleste que se llame así a un día tan especial.

ANAÏS.- Es que no entiendo esa frase de “Arte y diálogo”, abuelo.

 ABUELO.- A ver si me explico. Hoy las visitas guiadas para ver las obras de arte que hay en el museo, cuentan con la presencia y participación de músicos, actores, escritores, poetas, que tienen una conversación artística con los cuadros y comparten el espacio y el tiempo en el Museo con música, teatro, tecnologías audiovisuales, poesía, literatura… Comienza ahora, en la tarde, y se prolonga hasta la madrugada.

PAULA.- No entiendo muy bien lo que dices, pero debe de ser importante. La maestra también nos habló de eso. Y hemos querido venir a verlo.

ANAÏS.- Y, sobre todo, para pasárnoslo bien.

ABUELO.- Así va a ser, con gusto. Ya está llegando gente. A ver si está preparado nuestro grupo de visita guiada.

Anaïs y Paula, una vez dentro del Museo, se desentienden del abuelo que, no obstante, sigue con su atención y cuidado sobre ellas.
Las niñas quieren vivirlo como una aventura. 



Se acercan a un grupo de personas que muestran algo singular y distinto. Unos van vestidos de negro, otros con atuendo colorido, otros llevan instrumentos musicales, libros, alguna bolsa… 


-     Y ¿por qué este tiene que ser un momento de concentración en el Arte?, -pregunta una señora que porta un libro abierto en su mitad, más o menos.

-     Es una llamada sonora, como si convocara la campana del tiempo, para pasear cerca del Arte en la noche festiva, -explica un elegante joven, que exhibe en su mano derecha una rama dorada y en su izquierda una llave.

-      ¿Alguien me puede decir dónde me sitúo?, -pregunta una joven recién llegada, con su violonchelo. 


-     Usted debe ser… - dice el joven de la vara amarilla, con duda casi resuelta-. Pase, pase… que aquí hace calor. Entremos. Usted también, señora…, la del Libro.

-     Me llamo ARMONÍA, -dice la joven del violonchelo mientras blande el arco y parece que dibuja su nombre en el aire-. Vengo a actuar aquí, -asevera la joven con una sonrisa.

-     Y yo, IRIS me llamo. Mi vida son los libros. Los que encauzan en lo que se conoce como ‘Literatura. Estoy para hablar de libros que contienen historias en torno al Arte y a los museos.

-     Soy Apolo, -afirma el gallardo joven-, responsable de reunirles aquí. Quedo a su disposición. Enseguida estarán dispuestas las salas de este museo y se mostrarán todas las obras, hoy brillan destacadas.

-     Y por qué llevas esa rama? ¿Es para varear a quien no se porte bien? –pregunta Armonía.

-     Lo de ‘La rama dorada se explica porque, hoy en el museo, tiene especial importancia la mitología y la religión.  Y pretendemos mostrar los elementos comunes de las creencias religiosas, que van desde las antiguas creencias hasta el cristianismo. En esa obra se escribe con un buen estilo literario. 
Y las llaves, no son las de san Pedro, sino el símbolo de que todo está abierto al público que tenga a bien venir.

-      ¡Buenas tardes! ¡Qué calor…! -manifiesta el recién llegado, entrado en años y algo cargado de espalda, de rostro decorado en vivos colores, en el que resaltan pómulos rojos, párpados en azul intenso y las cejas en blanco, y el cabello pintado en diversos colores.

-     Entre aquí, venga… -le propone Apolo-, resguárdese. Estábamos hablando de...

-     …que esta noche reunidos en la casa de Apolo, dios de los Museos, hablaremos juntos, -dice la señora del libro, Iris-. Y usted debe de ser…

-     ¡TESPIS! Ese soy yo, el del carro en el Teatro –hace un reverencia exagerada-. Ilusionado hasta la excitación por actuar en este escenario de piedras labradas, cuadros y esculturas.

-     ¿Tan importantes son los nombres? -pregunta un espectador.

-     Lo son cuando nombran lo diferente, -responde Iris-. Lo que no se nombra puede que no exista.

-     ¡Qué bien está esto! Cada vez somos más. Hay motivos y días para entretejernos, -afirma la joven Armonía-. Mis compañeros violín y viola, y el de la percusión están al llegar. Ensayaremos un poco, para tomar el pulso a la acústica de Apolo, digo… del Museo.

-     ¡Qué dices, oye…! Que mi pulso está bien. Puede que un tanto emocionado, por vosotros y por los visitantes que vendrán, pero estoy bien.

-       No te piques, Apolo. Sólo es que hemos de probar cómo suenan los instrumentos, tanto dentro de la salas, como afuera, en los espacios abiertos. Pero, bueno, eso no impide probarte, guapo.

-     Me gusta lo que dices, Armonía. Entiendo tu efervescencia musical para que suene bien. Te ruego tranquilidad, todo viene por la responsabilidad de este día. Todo va a salir bien, -asegura Apolo.

-     …en el que la presencia de los ciudadanos a horas inhabituales hace que la visita cultural sea también un hecho social, -interviene Tespis, mientras extrae de una caja ropas vistosas y complementos para su representación teatral.

-     Hoy es fiesta: estamos abiertos de día y de noche, es lo excepcional, -dice Apolo.

-     ¡Perdón… perdón! Llego tarde, lo sé, -declara una jadeante mujer, joven y agraciada, que apoya pergaminos enrollados en su regazo-. Viniendo hacia acá me he encontrado con este muchacho fascinante, TECHNO se llama.

-     ¡Bienvenidos! –dice Apolo -, creo que ya estamos todos.

-     ¡SAFO, chica, por fin! Me tenías preocupada, –dice la señora del libro, Iris llamada.

-     Cámara, móvil, vídeo… Vienes preparado, Techno.

-     Bueno,… lo básico. Se puede aportar más, –dice Techno-, pues lo más complejo es organizar un museo.

-     ¡Me embelesa la tecnología! –exclama la recién aparecida, Safo, a quien se le caen los pergaminos-. Pero también es cierto que los artefactos tecnológicos ejercen su tiranía.

-     Ya hablaremos de eso, quizá en otra ocasión, Safo. Ahora toca que este apolíneo joven nos explique, aparte de  ‘La rama doraday las llaves, qué pasa en un museo.

-     Gracias por lo que me dice. Y le indico dos cosas que hacer: conservar obras de arte y educar al público. Ese es el sentido del museo, -dice Apolo-. Hoy mostramos las obras y hablamos con el público. Cumplimos nuestras funciones.

-     Esa es la naturaleza de los museos, -añade Iris-, cuadros y esculturas irradiando Arte. Una semejanza con la actividad de la Biblioteca, que conserva y ofrece libros, para que su lectura cultive la mente y ensanche la sensibilidad.

-     ¿Puedo ver este manuscrito, Safo? -pregunta Tespis, que se ha inclinado y ha recogido un rollo.

-     Sí, claro, -responde Safo-, y puedes leerlo, si quieres.

-     Lo haré, en voz alta, si no te importa. –Safo, la autora poeta, asiente. Iris sonríe.

El movimiento crea un revuelo de expectación. Se acercan más visitantes, y forman un silencioso círculo alrededor. Armonía pasa el arco por las cuerdas de su instrumento. Suenan música y palabra declamada.

  Elevas la mirada,
escéptica y admirada.
Has leído las palabras
y no están en el papel.
Las reconoces.
Admirado
regresas al libro
y comparas.
Lo entiendes.
Se ha vertido frases
en los dos vasos.
Vuelves
a leer en el cristal,
y aceptas
que los relatos
no sólo se escriben
ya sobre papel.
No hay pluma.
Sin tinta
los dedos
teclean historias.
Y el pergamino,
residencia del aura,
es pentagrama
del canto de la alondra.

Suenan aplausos que desvían el silencio. Felicitan a Safo por haberlo escrito y a Tespis por recitarlo.

-     Escrito queda, SAFO, para que las palabras acaricien el aire y esperen el alba, -detalla Tespis.

-     Has iniciado el camino de la noche con la Poesía, -indica Safo-. La música y las palabras expanden la luz entre los cuadros y sobre las nobles piedras de esta morada del Arte.

Un murmullo de aprobación y agrado se extiende entre le cada vez más numeroso público. Las dos niñas, al otro lado del abuelo, repasan las palabras de Safo.
 PAULA.- ¿Te ha gustado, Anaïs?

 ANAÏS.- Sí, me gusta. ¿Y a ti? Yo quiero escribir poemas como esos.
 PAULA.-  A mí me ha gustado porque nombra los aparatos modernos en que se puede leer y escribir, como el móvil y la Tablet.  
                            Anaïs y Paula, miran, observan y van tras las personas que se desplazan de una sala a otra. Alguien levanta la voz, creo que es el director del museo.

-     Que vivan las palabras en los espacios donde pintores y escultores, poetas y narradores, músicos y danzantes puedan mostrar sus creaciones. Incluso la Gastronomía y la Moda acceden y se amparan en el museo. -señala Apolo.

-     Hacemos falta todos; aquí no sobra nadie. Y aún más en tiempos de crisis, -apoya Iris.

-     Museos, originarios de la Ilustración, sus atributos primordiales son la colección de obras de arte, materiales y simbólicas. Y el gusto del público, -explica Apolo.

-     ¡Que siga la Música! –alegres vocean los recién llegados músicos que faltaban.

Afinan en acorde con Armonía. Suena una cantata de Bach sólo para instrumentos de cuerda. Iris alza su voz:

“San Miguel bajó el brazo, levantó el asta de su lanzón horizontalmente con sus dos manos, como para coger equilibrio y, de un salto, ganó el suelo del Museo. Los fierros de la armadura sonaron ruidosos en la cálida noche agosteña. Se levantó y, tras apoyar la pértiga en el muro, recompuso coraza, guardabrazos, quijotes y grebas, retomando la apostura debida.

Volvió la cabeza y comprobó que el monstruo del diablo seguía inerme aún, dentro del cuadro, en la parte baja, aplastado. El satánico endriago estaba vencido definitivamente. Agarró marcial su arma, enderezó la vista y se dispuso a caminar galería adelante, hacia la entrada, que operaba como distribuidor de las dos salas laterales de la planta baja del Museo”. (*)
(*) [Texto extraído del cuento dramático “Noche de duelo a espada en La Trinidad”, de Santiago Delgado].

  - Relato que describe con palabras firmes, tras la lucha, la situación de personajes de cuadros en el museo, -señala Tespis.

ANAÏS.- Y, ahora ¿qué me dices de la lucha a espada entre el Arcángel y el Demonio?

PAULA.- Pues cuando se estaban preparando para luchar, creí que iba a sentir miedo. Pero no, luego lo he visto como es, y hasta me ha hecho gracia el Demonio, …cómo se llama… Metisoles…


ANAÏS.- ¡Mefistófeles! Me lo he aprendido cuando estaban explicando el cuadro de las cruces de las espadas y el Demonio enfadado.  

PAULA.- Tu abuelo también se ha reído. Pero, sssssst, que hablan por ahí otra vez.

-     Todos sabemos de relatos ambientados en museos, que luego ha sido llevados a la pantalla, -señala Techno.

-     Como también la música dedicada a cuadros, -dice Armonía-, por ejemplo, “Cuadros de una exposición, de Mussorgsky.
(Se puede ver/escuchar esta música en

-     Cuando se comienza un cuadro no se sabe lo que saldrá. Decía Picasso que “si lo supiera no me tomaría el trabajo de pintarlo”. Una obra de arte es una exploración hacia lo desconocido, - cita Apolo.

-     Y cuando esta experiencia de hoy, donde se integran las Artes en la experiencia del diálogo, se enriquecen unas a otras, - manifiesta Safo-. La experiencia necesita de la memoria: las creaciones del pasado viven en el presente y lo iluminan.

-     Y para ello están los museos, -asegura Techno-. Sus colecciones de cuadros, esculturas, fotografías y vídeos posibilitan el acceso a las obras de arte acercándose a la sabiduría, imaginación y emoción que el artista y la historia han acumulado a lo largo de los siglos, en un enlace de pasado y futuro.

-     Eso y mucho más contiene un museo. Y hay que difundirlo. Por eso se programan días y noches como la de hoy, -explica Apolo.


-     La Literatura en sí, además de habitar en la mente del escritor, está en las bibliotecas, como espacio público, y en las librerías, territorio privado. Al igual que la organización de las obras en un museo o en las tiendas de venta de arte. La narrativa contemporánea es resultado de muchos años de lecturas, como si de un paseo libresco se tratara, -asegura Iris

-     El Arte tiene que promoverse desde la infancia, desde los colegios. Que cuadros, notas musicales, palabras y tecnología encuentren acogida, en la mente de las personas y mueva sus actos, -proclama Tespis.

PAULA.- ¿Tú entiendes algo de lo que dicen? Es que yo no. Vaya, que no me entero. Dicen algo del colegio. Que hay que hacer más arte o algo así.

ANAÏS.- No entiendo todo lo que dicen, aunque algo pillo. Creo que están hablando de que en los museos tiene que haber más actividades que las de mirar los cuadros. Y que podemos venir con el móvil y la Tablet.

PAULA.- Me gusta eso. Ya lo que digan, si no lo entiendo… no sé qué decir. ¿Te aburres?

ANAÏS.- ¡Qué va! Me lo estoy pasando muy bien. Date cuenta que mi abuelo nos mira y sabe que estamos bien. Si nos viera aburridas, ya nos estaría diciendo si nos vamos o qué.

PAULA.- Pues a mí gusta estar, así, tan tarde, de noche, en el Museo. Parece como si las cosas se hicieran mágicas.

Los dialogantes de las Artes siguen en su conversación, que interrumpen cuando se inicia una actuación.

-     El museo es a la vez una realidad y una metáfora, donde las Artes se encuentran y dialogan. El arte no sale de la nada, es como un árbol que en ramas distintas muestra apetitosos y diferentes frutos, - suscribe Armonía, con un arpegio suave.

-     Museos, lugares magnéticos, que atraigan por las obras de los artistas en sus salas y por la realidad de diálogo entre las diferentes Artes, que contribuirá al reconocimiento artístico, que tanto se hace esperar, - apoya Iris.

  -     Los pintores, por ejemplo, son conocedores y amantes de la pintura, del arte y de la literatura. Leyendo libros sobre arte, y como asiduos visitantes de museos, se transforman en expertos, tanto de la pintura contemporánea como de la clásica: la receta es inspiración y aprendizaje, asegura Apolo.

-     El museo es un lugar idóneo para exhibir, gozar y estudiar la colección de cuadros que posee y adquiere a lo largo de su vida, entrar en su imagen con las nuevas tecnologías, -comenta Techno.

-     Hay que continuar con el halo de modernidad, -declara Armonía.

El tiempo, inflexible, pasa. Son casi las dos de la madrugada.
Se ha hablado de que, frente a tanto panorama en el que el Arte está en su propia crisis, no conviene que tome distancia de los problemas del mundo. Hay que estar.
Y el Arte ha de aportar que conoce lo que pasa en la sociedad, sin miedo ni excusa, en la muchedumbre que pasa horas de televisión y de teléfono móvil.
Y los artistas ¿qué opinan?

Habrá que convocarles con un programa específico, pues la crisis, económica y de valores, ha alejado del proyecto al artista. Con ideas y muestra de diferencias, en un diálogo abierto y constructivo. Personas de nuestro tiempo, con los problemas éticos, morales, políticos y artísticos de hoy. Hay que iniciar la búsqueda constante de la verdad en la obra de arte.

Las niñas se disponen a volver a casa. Se nota en la calle que es noche de fiesta: hay mucha gente y los lugares están animados.

ANAÏS.- Abuelo, ¡qué bien! De noche y aún estamos aquí.

ABUELO.- Pues tu padre, y el de Paula, me han llamado ya varias veces, preguntando si estáis bien y a qué hora volvemos.

PAULA.- ¿Nos vamos ya?

ABUELO.- Sí, nos vamos ya.

ANAÏS.- ¿Volveremos el año que viene, abuelo?

ABUELO.- Puede que sí. Pero hemos de pensar en salir por rutas donde veamos varios museos.

PAULA.- ¡Qué bueno!

ANAÏS.- Falta mucho para el año que viene.
ABUELO.- Sí, falta todo un año. Pero llegará. Y saldremos a vivir la noche de los Museos.

Se van despidiendo de quienes se cruzan a su paso mientras alcanzan la calle. Y se les nota contentas, despiertas y llenas de energía, caminan de regreso a casa.

Hay quienes tienen costumbre de visitar los Museos a lo largo del año. Pero no dejan de salir esta noche, porque la ciudad tiene un ambiente especial y agradable.
Por eso, en última instancia, si no vas a museo alguno, pasea y mira.
O si tienes posibilidad y ocasión, la “Noche de los Museos” en Cartagena tiene una oferta muy importante, interesante y agradable.




  Larga vida a los Museos y sus celebraciones.



Murcia, mayo 2015.