domingo, 7 de junio de 2015

Habitan en cada persona los sueños; la realidad es el ordinario territorio.

 A veces, la realidad tal como es no resulta interesante. Entonces, decir algo que vaya más allá del sueño, en donde se haga posible la fantasía, es laborioso. Sólo se puede dormir si se elaboran las propias historias, imaginadas en secuencias y diálogos.

Las fantasías de alcanzar paraísos perdidos, sentirse como los héroes que se enfrentaban a peligros inimaginables, catástrofes naturales incluidas e historias de amor y guerra en algún continente lejano.

Algo así como el sueño de volar. Una pasión: volar, elevarse desde el suelo con el propio esfuerzo. Es el poder de los sueños: frente a las dificultades, lo que se quiere, se alcanza.

En el único diálogo que se entiende: el de los afectos.



Accede la luz de este día
a través de los cristales.
Llegan inaugurales trozos
aviso y presencia, verano.
Serenamente limpio
el fulgor claro
regresa a los ojos,
descubre cómo olvidar
los nombres aprendidos
en el tejido
de alfombras de matorral.
Las escasas certezas
duelen en el fuego
de las llamas del río
que deshace y arrastra
la memoria en su fatiga.
El mundo es fragmentario
y el gozo, limitado.


2 comentarios:

  1. Dicen que las personas tristes sueñan en blanco y negro, y las felices llegan a soñar en todo color. Quizás sea cierto, no sé, pero lo que experimentamos en los sueños es increíble y a veces imposible. La experiencia de volar en sueños dicen que está relacionada con el alma, un estado superior de meditación involuntaria. Me ha gustado mucho tu reflexión,Juan. Y el poema, suponiendo que es tuyo, también.

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  2. Muchas gracias, Nadezhda. Tus palabras sobre lo imposible en los sueños aún estimula más: dependerá del momento, para soñar con los colores de la noche y del día. Y sí, el poema es mío. Tu comentario es de excelencia. Gracias

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