domingo, 3 de mayo de 2015

“Día de las MADRES”

Todos los días están dedicados. Nos fijamos en el propio cumpleaños, en la celebración del nombre que portamos y en otros aniversarios de personas cercanas.
Desde situaciones preocupantes en lo vital, (como la lucha por mantener los Derechos Humanos, o contra el Hambre o para buscar conciencia y solución a enfermedades), en cada día del año se resalta una, -o más, que el repertorio es largo-, una idea con esperanza, y algo de lo que alegrarse en la extensa lista de entregas anuales. Son tantas las conmemoraciones y festividades que resulta muy difícil acudir a todas. E interviene el incesante paso del tiempo, como la proa de una nave en el mar desplaza el agua y abre espacio para que otra lo ocupe. Todas importantes y, ¡ah!, todas vienen y se van.
Y así, consumido el día, se produce una dulce nostalgia, que se guarda en el regreso.

En las llamadas “redes sociales” y los instrumentos de nueva tecnología, se habita en la ilusión de estar compartiendo algo en tiempo real pero sin presencia, donde todo es efímero y necesariamente pasajero. Un torrente agitado, por sus cauces aparecen y cambian los momentos, otra agua sustituye a la anterior.
Y, con frecuencia, es un juego de egocentrismos y difusión de vanidades: en el que se busca y se expone destacadamente lo propio porque, si no difundes, lo que sea, te aguarda el olvido y la cola de la fila, en una incesante rueda que lanza a la corriente un recado y se espera una respuesta a lo provocado; cabe también lo inesperado, sea agradable o no. Es el estallido multitudinario de ego-ficción, una sociedad abocada hacia un futuro de consumo.
  
Ante lo momentáneo y transitorio, se contrapone la figura y el significado de la Madre.
 Es compleja, en su sencillez, concretar una definición universal de “Madre”. Ante su múltiple afán concluimos en señalar un día al año para realzar la labor. Celebramos desde su habilidad para templar los enfrentamientos, con el hábil uso del diálogo -el diálogo desde la madre exige rapidez, que hay muchas cosas que hacer-, o de soluciones más resueltas en su viveza y claridad. Todo en la posibilidad siempre de sorpresa y de lo auténtico, con algún grado de risa, en la saludable ausencia de egoísmo y vanidad.

Es la consistencia de la Madre: la calidad de lo permanente ante el supuesto éxito popular de lo pasajero en la distancia. Utilizamos, sin medidas de longitud, la distancia para situar en el corazón y en la memoria los acontecimientos con la Madre, con quien únicamente vivimos el relato de nosotros mismos. Si el tiempo mide algo en el ser humano, son sus heridas y el alivio que, sin límite, dispone la Madre.

Un país o una ciudad quedan lejos; pero lo más lejano es la infancia, a la que no podemos regresar, salvo en diálogo con la Madre. (Homero, poeta griego, autor de la Ilíada y la Odisea, afirma que nada hay tan dulce como la madre y la tierra natal).
Y si hay que ‘vivir’ en tierra extraña, como son las redes sociales, la Madre, con su cualidad humana digna de tal nombre, la generosa abnegación, nos orienta para evitar callejones frívolos.

El biombo, del que estamos hechos, divide en dos espacios y diferencia dos áreas: una, la madre permanente; la otra, los territorios frágiles. La separación es artificial, puesto que, de hecho, hay un solo espacio.
Frente al exhibicionismo sin fondo de nuestra época, despunta la humildad, la humana incredulidad bella y diferente de la Madre: nos gusta y nos consuela, en la que la ficción se convierte en lo que amamos.
Regresamos a quien lo es por alumbramiento y por voluntad.
Lo demás es culturalmente relativo.

Todos los días lo son de la Madre.

Hoy, también.

¡¡FELICIDADES!!

2 comentarios:

  1. Original mirada, y desde mi punto de vista certera. Contraponer la figura materna, su ser y su estar, y la fugacidad de la conquista inmediata y de lo "exitoso".
    Gracias, como hija y como madre.
    Buen día, Juan

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  2. Me alegra de que exista gente como tú,Juan. Sea cómo sea nuestra vida, la figura materna será lo más importante y dedicarle un sólo día sería injusto. Todo esto me lleva a la poesía de Ivan Vazov su " Mi madre"
    " Tú me pariste y me diste
    hasta la luz que dentro llevaste.
    Tú al humano en mi creaste,
    tú dos veces mu madre fuiste."
    Gracias por tus palabras,Juan!

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